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La entrevista de trabajo
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La entrevista es el último paso antes de la incorporación definitiva a un puesto laboral. Ya conocen tus habilidades, ahora tienes que demostrarlas.
En la búsqueda de empleo, la entrevista de selección es definitiva ya que es el último paso antes de la incorporación al puesto. Esta "prueba" se realiza para corroborar lo que ya se adelantó en el currículo y carta de presentación. No se pueden establecer científicamente pautas de comportamiento que garanticen el éxito de una entrevista, pero se pueden esbozar algunos consejos útiles.
El mejor método para descubrir las claves de la selección es entender al entrevistador: lo que busca, lo que analiza y cómo lo hace. Cuando llegamos a la entrevista, él ya conoce nuestras referencias escritas y nos ha llamado porque ha visto algo interesante en nosotros. Durante la misma tratará de confirmar lo que sospecha: que somos la persona adecuada para el puesto. Y nosotros solo tenemos que dejar que así sea.
En la entrevista, analizará nuestras habilidades y competencias, además de dar un repaso a nuestro historial profesional y académico. Además, observará nuestra personalidad, si se ajusta a las características del puesto, sus necesidades e incluso variables como la cultura de empresa. Finalmente, captará nuestros modales, nuestra expresión y otros aspectos formales, que son indicativos de cómo somos.
Si se trata de nuestra primera entrevista el seleccionador preguntará por aspectos de nuestra vida de estudiante. Así, se interesará por nuestra forma de organizarnos, métodos en la elaboración de proyectos, trabajos o exposiciones, materias o asignaturas preferidas, e incluso formas de examen en las nos sintamos más cómodos.
Finalmente, el entrevistador indagará en nuestra vida personal, no demasiado para no violentarnos, y se interesará por nuestra educación, hobbies e intereses -nunca de aspecto ideológico, religioso ni sexual, estrictamente privados-.
Ahora bien, ¿qué actitudes debemos adoptar y cuáles debemos evitar en una entrevista? Podemos resumirlo en 12 puntos:
1. Sé natural, no conviene parecer forzado, porque tarde o temprano se sabrá cómo somos y puede ser contraproducente;
2. Sé sincero, eso provocará confianza en el interlocutor;
3. Sé breve y conciso de forma que se entienda con claridad lo que exponemos;
4. Contesta a la pregunta que se nos hace, y no divagar o "salirnos por los cerros de Úbeda";
5. Si no sabes algo, dilo, no es ningún delito no saberlo todo;
6. Ante preguntas comprometidas compórtate de forma natural y si crees que no tienes la obligación de responder exprésalo educadamente y explica por qué lo haces;
7. Mira a los ojos al entrevistador, le infundirás más confianza y credibilidad;
8. No hagas ostentación y prodiga humildad, ya tendrás tiempo de demostrar lo que vales y lo que eres;
9. Cuida tu presencia, tu aseo y vestido;
10. Controla el movimiento de tus manos al expresarte y recuerda que los movimientos amplios denotan menos nerviosismo que los cortos y repetidos;
11. Sé educado, es una de las claves de la convivencia y esta es importantísima en la vida interna de una empresa;
12. Pregunta lo que se espera de ti en la empresa, muestra interés por el puesto y la proyección que ofrece la compañía.


Cómo hacer una entrevista perfecta


Busca un aspecto correcto
Este consejo básico, tan obvio en apariencia, es quizá el que más frecuentemente queda incumplido. Para muchas personas, especialmente los jóvenes, llevar un traje sastre o una corbata. Pero, incluso para aquellas empresas que no fuerzan en sus empleados un código de vestir, cierta corrección en las vestiduras es importante, especialmente en las primeras ocasiones. Recuerda siempre que cuando vas a una entrevista de trabajo es primordial causar una buena primera impresión.

En esta sociedad las cosas siguen entrando por los ojos, y, aunque no tenga nada que ver, un primer juicio de valor siempre se hace en base al aspecto. Por ello es tan recomendable presentar siempre un aspecto pulcro, arreglado y aseado. Cuando queremos comprar algo el aspecto del vendedor nos infunde confianza o sospecha, y de ello dependerá que al final compremos o no. Pues bien, en una entrevista de trabajo vosotros sois los vendedores y el producto.

Claramente, esta imagen clásica incluye en no pocas ocasiones otros factores aparte de la ropa, tales como el pelo (su longitud, su color, su estilo) y otros complementos corporales. ¿Dónde poner el límite? Primero tenéis que conseguir el trabajo, y luego podréis preocuparos de esa otra cuestión. Una vez os hayáis integrado en la empresa, y tengáis una relación más estrecha con vuestros compañeros de trabajo, podéis empezar a transgredir un poco las normas no escritas. El respeto al que tenéis derecho sea cual sea vuestro aspecto es igual al respeto que debéis a las opiniones que los demás tengan de vosotros por el mismo. Así que, ¿por qué no dejar que se acostumbren poco a poco?

Conoce tu propio Curriculum

Cuando vas a una entrevista suele ser porque ya has pasado una primera criba con tu Currículum Vitae (CV), pero eso no significa que no te vayan a preguntar acerca de él. Por eso, tendrías que ir preparado para contestar a todo tipo de preguntas, incluso algunas que tienen su respuesta en el CV. Esto es muy fácil de hacer, basta con ir repasando punto por punto, con el CV delante, pensando en cómo podrías extender la información que ofreces, qué más datos pueden resultar interesantes, qué puede despertar la curiosidad del entrevistador... Ahora que empieza a implantarse cada vez más la costumbre de incluir el epígrafe "Aficiones", no deberías sorprenderte de que tu interlocutor comparta alguna de ellas, y esto puede jugar a tu favor, siempre que seas capaz de hablar inteligentemente de ella.

Piensa en todo lo que aparece escrito, ¿cómo fue la estancia en la Universidad, o en el Instituto? ¿Dónde, cómo y por qué conseguiste esas otras habilidades y/o conocimientos que no forman parte de la vida o el temario académico normal? ¿Por qué dejaste o te echaron de ese otro trabajo? ¿Qué crees que puedes aportar a la empresa? Para todo esto y más tienes que tener una respuesta. Incluso para la más desestabilizadora e inesperada de las preguntas, hecha, a menudo, con la intención de pillarte por sorpresa y tantearte un poco.

Habla con claridad y corrección

No es tan difícil, y en ocasiones puede incluso arreglar una primera impresión negativa. Recuerda que estamos hablando del mundo laboral, y tú estás tratando de vender una idea, la idea de que eres óptimo/a para ese puesto. Eso incluye el concepto de que sabes expresarte, y saber expresarse significa no sólo hablar con un tono claro y seguro, y con confianza (recuerda que estás sometido a un examen, pero que todas las preguntas que te hagan son preguntas de las que sabes la respuesta), sino también utilizar un lenguaje correcto. No tienes que ser refinado, ni culto, basta con ser correcto. Así como no le hablas igual a tus padres que a tus amigos, tampoco debes hacerlo con tus jefes. Las palabras coloquiales, como las prendas o complementos informales, déjalas para cuando lleves un tiempo en la empresa y conozcas hasta dónde puedes llegar y hasta dónde no con tus compañeros o superiores. Piensa que la inmensa riqueza del castellano en palabras de argot no tiene porqué ser conocida por tu interlocutor. Pero hay palabras más formales y más comunes que seguro que entiende a la perfección.

Sé también preciso, no te explayes dando información que no te ha sido preguntada. Ve siempre al punto, al quid de la cuestión. Nada de detalles vagos. Sólo se responden de forma abierta las preguntas abiertas. Pero si te preguntan algo concreto, responde algo concreto.

Por último, sé amable. Tienes que mostrar que te puedes integrar en la empresa, que vas a congeniar o que es fácil congeniar contigo, que tu entrada no va a suponer problemas de adaptación ni para tí ni para tus futuros compañeros de trabajo.

Controla tus gestos

Son muchas las empresas que utilizan los servicios de psicólogos o ejecutivos con un entrenamiento específico para la lectura del lenguaje corporal. Ten por seguro que todo lo que hagas en presencia de una de estas personas será analizado en detalle, desde la postura en la que te sientes hasta dónde y cómo apoyes las manos, pasando por dónde posas la mirada y cómo mueves las manos. Y todo tiene un significado.

Es normal estar nervioso/a ante una entrevista de trabajo, pero piensa no te van a preguntar nada que no sepas. Son muchos los gestos que denotan nerviosismo, pero tampoco te tienes que preocupar por eso, ellos ya saben que estás nervioso/a; buscan otras características en tu personalidad. Tienes que ser una persona segura de tí misma, y saber exactamente quién eres y qué es lo que quieres. ¿Qué más tienes que saber?

No cruces ni brazos ni piernas. Eso es adoptar una postura defensiva, parece que te tienes que cubrir de algo. Como obviamente no tienes miedo del/ de la entrevistador/a, a lo mejor temes que él o ella descubra algo que quieres ocultar. ¿Quizá en tu CV? Si eres una persona segura de ti misma no tienes miedo, si no tienes miedo no tienes que cubrirte, si no tienes que cubrirte no tienes porqué cruzar los brazos o las piernas.

Tampoco exageres tu confianza. Siéntate derecho, con la espalda recta, pues si te recuestas en demasía das la impresión de estar relajado/a, quizá exagerando para dar una impresión que no es cierta, o porque la otra persona no te inspira respeto. Nunca quedes como un/a mentiroso/a ni como un/a irrespetuoso/a.

Las manos, quietas en la medida de lo posible. Los españoles, como pueblo latino, somos dados a gesticular, y eso no es malo. Pero tampoco hace falta estar siempre con aspavientos, pues si necesitas gesticular para hacerte entender entonces es que no te estás expresando con claridad. Mantén las manos apoyadas en las piernas, o en las rodillas. No cojas los brazos de la silla, o del sillón, ni juntes las manos en tu regazo. No juguetees con nada.

Sonríe. No te quieren contratar por tu simpatía, pero si el ambiente lo permite, no tienes porqué estar serio/a. Tienes que ser una persona de fácil trato que se va a integrar en su empresa. La depresión puede ser causa de baja médica, pero ninguna compañía ha tenido que perder nunca horas de trabajo de uno de sus empleados/as por su alegría o simpatía.

Mira a tu interlocutor a los ojos. Ser tímido/a no es un delito, pero si tienes confianza en tí mismo/a, tienes que ser capaz de mirar a los ojos a la gente con la que hablas. Si miras a otro lado o mientes o tienes miedo. Ninguna de estas dos opciones te ayudará a conseguir ese puesto.

En conjunto, tienes que mostrar respeto, atención, confianza, interés, y facilidad de trato. El puesto de trabajo es importante para tí, y también lo es quien te entrevista.

Sé tú mismo/a

Aquí viene la contradicción. ¿No te acabamos de decir qué es lo que tienes que hacer? ¿Significa eso que todo lo que acabas de leer es mentira?

No. Tienes que hacer todo lo anterior, pero sin olvidar nunca quién eres. Tu experiencia, conocimientos o, simplemente, interés, te hacen la persona adecuada para ese puesto. Tienes que transmitir esa idea, pero en tu trabajo está siempre incluida la posibilidad de mejorar, y sólo lo vas a conseguir si te gusta lo que haces. Quien te entrevista no quiere que le des la razón como a los tontos, sabe que puede escuchar alguna respuesta que quizá no le guste del todo, pero si te das cuenta de eso, tienes que ser capaz de convencerle de que tienes la suficiente capacidad e interés para hacer que eso no represente un problema. Si estás haciendo una entrevista para un trabajo en el que probablemente vayas a estar más de dos meses, la empresa quiere saber de antemano que tú no vas a representar un problema, que tu personalidad se puede adaptar o complementar a las de los demás empleados, y eso no pueden saberlo si no les muestras antes cómo eres.

Si contentas como un robot, sin emoción, será más difícil integrarte en el grupo, y para eso siempre pueden comprar otro ordenador.

Cómo enfrentarse a una entrevista de trabajo

La entrevista de trabajo es un punto culminante en el proceso de búsqueda de empleo. El objetivo de la misma es obtener un puesto de trabajo, por lo que deberás saber "vender" tu candidatura a la empresa demostrando que tus aptitudes, conocimiento, habilidades y experiencia son las idóneas para ocupar la vacante.

El contexto de la entrevista es claramente diferente cuando ésta se produce tras una contestación a un anuncio, o tras el envío de una candidatura. En el primer caso, el contexto en el que se desarrolla la entrevista está marcado por la competencia, y en ella deberás demostrar al seleccionador no sólo que encajas perfectamente con las necesidades de la empresa, sino que lo haces mejor que los otros candidatos.

Por otro lado, cuando la entrevista se convoca tras una candidatura espontánea, la relación es mucho más igualitaria, marcada por un intercambio de información, ya que si el entrevistador ha fijado una cita se debe a que le ha llamado la atención la calidad de tu candidatura.

Estructura de una entrevista
Independientemente del tipo de entrevista utilizado, el entrevistador te evaluará en una serie de áreas determinadas, incidiendo más en unas u otras en función de la actividad y el puesto para el que requieren una nueva persona.

Repasar: Antes de acudir a la entrevista será interesante que hayas repasado los datos y detalles que figuran en tu currículum, con el fin de poder responder con soltura a las cuestiones que te vayan planteando durante la entrevista.

Primera evaluación: El desarrollo de la misma incluirá seguramente una primera evaluación de tus conocimientos, comprobando tu itinerario académico, el porqué de tu elección, así como tu grado de satisfacción alcanzado y tus proyectos de estudio futuros, si los hubiera.
Trayectoria profesional: Seguidamente se abordarán las cuestiones relacionadas con tu trayectoria profesional hasta el momento, las prácticas que hayas podido realizar, los contratos que hayas podido tener, las funciones que has desempeñado, etc. Trata de hablar sobre resultados específicos en lugar de limitarte a describir tus experiencias laborales.
Motivación: Además, durante la entrevista el/los interlocutor/es de la empresa tratarán de pronosticar tu rendimiento potencial en la misma, valorando tu grado de motivación. En ocasiones, una buena motivación puede subsanar deficiencias de formación o de experiencia.
Autoevaluación: Por último, para cerrar la entrevista, seguramente te pidan realizar una autoevaluación, para que reflexiones sobre tus puntos fuertes y débiles, con la intención de establecer tu grado de conocimiento y satisfacción personal, tu sinceridad, nivel de seguridad y de confianza en ti mismo.

Cómo preparar la entrevista
Es importante que acudas a la entrevista con las ideas claras sobre tus objetivos profesionales, de forma que sepas explicar los fundamentos de tu elección, por qué has escogido solicitar un puesto en esa empresa y no en otra, por qué quieres desarrollar tu carrera en una pyme o en una gran empresa, o por ejemplo, por qué habiéndote formado como abogado, quieres dedicarte a la empresa y no al ejercicio libre de la profesión.

Las empresas valorarán mucho el hecho de que vayas informado sobre sus actividades, sus directivos, sus productos y marcas, sus competidores o sus clientes, algo que podrás preparar recopilando información en prensa, en Internet o solicitando información directamente a la propia empresa.

Preguntas más frecuentes
Te indicamos a continuación algunas de las preguntas más habituales en los procesos de selección de las empresas. Un amplio número de ellas son abiertas, en cuyo caso tendrás que contestar de manera ordenada y precisa, pensando siempre en resaltar las cualidades que mejor corresponden al puesto de trabajo ofrecido.

¿Cómo supo de nosotros?
¿Qué sabe de nuestra empresa y qué aspectos le gustaría conocer en mayor profundidad?
¿Por qué quiere trabajar con nosotros?
¿Qué espera de este puesto de trabajo?
¿Por qué ha elegido este sector de actividad para desarrollar su carrera profesional?
¿Qué cree que podemos aportarle profesionalmente?
¿Qué puede aportarnos a nosotros?
¿Qué salario quiere percibir?
¿Estaría dispuesto a viajar o a trasladarse a otro lugar?
¿Cuáles son sus objetivos profesionales a medio/largo plazo?
¿Prefiere trabajar en equipo o individualmente? ¿Por qué?
¿Qué es para usted lo más importante de un empleo?
Hábleme de su carrera
¿Piensa continuar estudiando?
¿Cómo se defiende en inglés/francés?
¿Cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles?
¿Cuál es su mejor cualidad y su peor defecto?
¿Cuáles han sido sus éxitos o realizaciones más destacadas?
¿A qué dedica su tiempo libre?
¿Qué espera usted de la vida?
¿Tiene alguna pregunta?
Las preguntas que tú hagas al entrevistador deberán estar relacionadas de alguna manera con la empresa y el puesto a cubrir. A menudo, las preguntas que formules serán más importantes para el entrevistador que las que él te haga a ti.

Consejos útiles
Asegúrate del lugar y de la hora de la entrevista, así como del nombre de tu entrevistador;
Sé puntual. Si por alguna razón de peso sabes que vas a llegar tarde, comunícaselo cuanto antes a la persona que te va a entrevistar;
Cuida tu indumentaria e higiene personal. Viste de manera correcta, de acuerdo con tu personalidad, pero sin ser demasiado informal o extravagante;
Lleva dos o tres copias de tu CV. y asegúrate de que podrás justificar todos los elementos del mismo.
Durante la entrevista:

Saluda a la persona que te va entrevistar con su nombre, mirándole a los ojos, y apretándole la mano;
Da una imagen de naturalidad y de confianza en ti mismo al entrar al despacho del entrevistador. Adopta una postura relajada, sin exagerar;
Cuida tu comunicación no-verbal. Procura no manifestar timidez, tensión, nerviosismo, agresividad, impaciencia o dudas;
Abstente de fumar aunque seas fumador y te lo ofrezcan;
Mantén la atención en todo momento. Un aparente desinterés en algún momento de la entrevista se puede asociar al puesto de trabajo e incluso a la propia empresa;
Convence a tu interlocutor de tus cualidades y demuéstrale tu interés y entusiasmo por trabajar en su empresa;
Recuerda que en la primera entrevista, lo más importante es el puesto de trabajo al que quieres acceder y no el salario, ni las vacaciones y permisos.

Prepara tu entrevista de trabajo

Tras escribir el currículum, dejarlo en una web de empleo y diseñar la carta de presentación, llega la hora de la entrevista.

Hasta la entrevista, la planificación de la búsqueda de empleo se centra en el trabajo "de puertas adentro". Escribir currículos, escoger empresas o introducir tus datos en una página web describiendo tu perfil es una tarea que puedes hacer sentado frente a un ordenador personal. Pero cuando superes con éxito todas estas etapas, llegará el momento en que tengas que enfrentarte a un seleccionador; es decir, de salir a la realidad del mundo laboral, la empresa que demanda un puesto.

Aquí van algunos consejos.

Adecúa tu imagen
Si has enviado una carta de presentación, ésta habrá hecho las veces de tarjeta de visita, pero no por ello debes descuidar tu imagen física ni escatimar energía en mejorar la impresión que hayas causado.

Por lo tanto, el primer punto es la puntualidad: llegar tarde a la primera cita no es buena señal. Localiza con tiempo el lugar al que te diriges y el camino para llegar. Calcula el tiempo que puedes tardar y sal con algo de adelanto. Si crees que vas a encontrar dificultades para encontrar el lugar, consigue un plano o revísalo antes de salir. No olvides llevar apuntada la dirección y un teléfono de contacto; toda precaución es poca.

Al igual que al escribir tu currículum y la carta de presentación, debes tener en cuenta al receptor, la empresa que te recibe. Adecua en lo posible tu imagen a lo que se espera para el perfil al que aspiras. Cuidado; eso no significa que tengas que traicionarte a ti mismo: mantén tu estilo, en lo posible, y muestra cierta flexibilidad. Por supuesto no todos los puestos requieren el mismo esmero en el atuendo. Simplemente, dedica un par de minutos a pensar en ello y actúa en consecuencia, con la moderación como premisa. Si eres aceptado, ya tendrás tiempo de demostrar cómo eres.

La premisa de acudir limpio y aseado a la entrevista no sobra por obvia, ya que cuidar de tu imagen también significa ser previsor: una mancha a destiempo justo antes del encuentro puede dar al traste con él. Evita "situaciones de riesgo", sin ser obsesivo, y localiza una tintorería "por si las moscas".

Aporta más información
Aunque la empresa ya tenga referencias tuyas, lleva siempre contigo copias limpias de tu CV. Podrás ampliar la información que les remitiste o explicar pormenorizadamente tu proceso formativo o profesional.

Además de esto puedes preparar algo más de información, que sirva de apoyo al CV. Párate a pensar cuáles son tus mayores capacidades y aptitudes, tanto profesionales como personales, y qué puntos fuertes puedes resaltar en la entrevista. Conviene armarse de bolígrafo y papel para tomar notas antes y después: pueden serte útiles en el momento menos esperado.

Quiénes se dedican a la selección de personal saben que lo importante no es siempre el currículum, hay que ver a la persona que está detrás.

Después de tomar las medidas necesarias para dar una imagen adecuada o una buena primera impresión en la entrevista , queda demostrar lo que somos. En ello estará la clave de nuestro éxito.

Investiga la empresa
Aunque la empresa ya tenga referencias tuyas, lleva siempre contigo copias limpias de tu CV. Podrás ampliar la información que les remitiste o explicar pormenorizadamente tu proceso formativo o profesional.

Además de esto puedes preparar algo más de información, que sirva de apoyo al CV. Párate a pensar cuáles son tus mayores capacidades y aptitudes, tanto profesionales como personales, y qué puntos fuertes puedes resaltar en la entrevista. Conviene armarse de bolígrafo y papel para tomar notas antes y después: pueden serte útiles en el momento menos esperado.

Quiénes se dedican a la selección de personal saben que lo importante no es siempre el currículum, hay que ver a la persona que está detrás.

Después de tomar las medidas necesarias para dar una imagen adecuada o una buena primera impresión en la entrevista , queda demostrar lo que somos. En ello estará la clave de nuestro éxito.

Transmite tu valía
Normalmente, las empresas no buscan sólo una persona con conocimientos, sino sobre todo con aptitudes. No es casualidad: los conocimientos se pueden adquirir, sin embargo las aptitudes son mucho más difíciles de asimilar. Se es o no se es. Para el entrevistador conocer esas habilidades es el objetivo ya que no se suelen incluir en el CV.

Estas aptitudes, actitudes y habilidades son lo que en Recursos Humanos se llaman valores intangibles, y que están muy relacionados con la archi-nombrada inteligencia emocional (Goleman). Pero ¿cuáles son las más requeridas, las que la mayor parte de las empresas busca en los candidatos?

Si tuviéramos que definir a una persona "entera", podría decirse que esa descripción forma parte fundamental del perfil más solicitado hoy en día. La entereza, la madurez, la coherencia, la capacidad de empatía, la capacidad de socialización, la responsabilidad, la capacidad de adaptación, la responsabilidad, la amabilidad y el civismo son algunos de los caracteres que definen ese perfil. Si a esto le añadimos elementos de márketing y empresa como la capacidad de identificación y entusiasmo con un proyecto, el corporativismo o la imagen de marca y aptitudes para el trabajo en equipo así como una considerable dosis de iniciativa, innovación y creatividad, tenemos el perfil completo.

Dejemos que el CV muestre nuestros conocimientos y durante la entrevista demostremos que todos estos conceptos no nos son ajenos. Si somos capaces de transmitírselo al entrevistador, estaremos más cerca del puesto.

Las reglas para estar listo el día anterior a una entrevista laboral
¿Conoces a alguien que haya llegado a su primera entrevista laboral tan bien preparado, tan relajado y tan convincente que ha logrado el empleo por el que postulaba? ¿No? ¿Estás seguro? Fíjate bien, porque creo que esa persona eres tú, o más bien serás tú en cuanto hayas leído nuestras cinco reglas de oro y nuestra lista de recomendaciones esenciales para estar más que listo el día anterior a una entrevista laboral.

Regla de oro n° 1: conócete bien y conoce al dedillo tu historial profesional
La parte esencial de la entrevista consiste en un examen crítico por parte del entrevistador, de tus habilidades, tus cualidades y tus experiencias. Por lo tanto, es indispensable que tengas un hilo conductor para poder desarrollar tu argumentación. Déjate aconsejar por tus amistades y colegas que te ayudarán a tener una visión objetiva de ti mismo. «Es fundamental hacer simulaciones –explica un experto en recursos humanos– así que lo mejor es entrenarse con un amigo o solo, delante de un espejo, intentando lo más que puedas ponerte en situación». Si se trata de tu primer empleo, elabora una argumentación en torno a tus prácticas, las asociaciones de las que formas parte o cualquier tipo de ocupación ya sea de tipo profesional o altruista.

Regla de oro n° 2: hazte un proyecto de carrera y apréndete de memoria el anuncio para el cual estás postulando
Es imprescindible que llegues a la entrevista con una visión clara de las razones por las que el puesto te interesa. Te parece lógico, ¿verdad? Sin embargo, no lo es tanto, ya que eso implica que debes haber elaborado un proyecto profesional, saber lo que quieres de cara al futuro y explicitar tus ambiciones cuando el entrevistador te haga preguntas. Entre dos candidatos que posean las mismas competencias, aquél que sepa lo que quiere y hacia dónde se dirige se llevará el pastel.
«Asimismo, tienes que saberte de memoria el texto del anuncio para que tu interlocutor vea que tus argumentos son coherentes con los de la oferta», precisa nuestro consultor. «Un paralelismo evidente entre el anuncio y tu candidatura resulta esencial».

Regla de oro n° 3: no olvides ningún aspecto material
Ahora que psicológicamente ya estás listo, debes preparar el aspecto material. Así pues, debes saber cómo llegar al lugar de la cita para no llegar tarde (sobra decir la importancia de la puntualidad en estos casos), y llevar contigo una carta de presentación y dos currículos: uno para ti y el otro para el empleador. Si se trata de tu primer empleo, prepara también los diplomas, certificados y cartas de recomendación de los que dispongas. Por último, no te olvides de llevar contigo una agenda en la que puedas anotar, llegado el caso, tu próxima cita…

Regla de oro n° 4: infórmate bien sobre la persona de la empresa que te va a entrevistar
«Hay que conocer bien la empresa antes de presentarte ante tu entrevistador, ya que cuanto más sepas sobre ambos, más tranquilo te sentirás y más convincente resultarás, además de demostrar sin lugar a dudas tu interés por el puesto». Infórmate pues sobre la empresa y también sobre su sector de actividad y su organización. Para poder enterarte de la función exacta de la persona que va a recibirte, no dudes en llamar a la empresa y preguntar. Si el puesto ha llegado a tus oídos por mediación de alguien de tu red, que dicho contacto te informe sobre la persona que te va a entrevistar.

Regla de oro n° 5: prepara las preguntas que vas a hacer
Si respetas a la letra la regla de oro n°1, no tendrás ningún problema para hacer frente a todas las preguntas de tu entrevistador, incluso a las más inesperadas como «¿cuáles son sus principales defectos?» o bien «¿por qué le interesa este puesto?». Sin embargo, es asimismo imprescindible que tengas preparadas las preguntas que tú harás al final de la entrevista: ¿cómo voy a trabajar, en qué tipo de organización, con qué equipos?, ¿cuál es el grado de autonomía del puesto?, ¿cuáles son las perspectivas de evolución?, etc. Estas preguntas demuestran tu interés por la empresa. También puedes preguntar por las ventajas sociales, siempre y cuando hayas terminado con las preguntas anteriormente mencionadas.

Truco a tener en cuenta: incluso si en el transcurso de la entrevista te das cuenta de que no estás hecho para el trabajo en cuestión, no demuestres tu apatía y mantén tu entusiasmo hasta el final, ya que si causas buena impresión, puede que el empleador te recomiende más tarde para otros puestos.

Lista de recomendaciones antes de la entrevista
Relájate el día anterior haciendo deporte o una actividad que te guste
Plantéate una noche reparadora, sin por ello presionarte
Vístete para estar cómodo y sobre todo respetando los códigos del mundo empresarial
Prepárate una argumentación y tus preguntas
Comprueba que tienes todo el material necesario (currículo, agenda, diplomas, etc.)
Sé puntual y si puedes, para no estresarte, es mejor que tengas visualizado con antelación el lugar de la entrevista
Para terminar, lo más importante es llegar a la entrevista con un estado de ánimo optimista. Recuerda que no tienes nada que perder y mucho que ganar. ¡Y que toda entrevista, aún la más desastrosa, te puede servir como entrenamiento para la próxima!

Aprender a prever las preguntas con trampa
Si bien la entrevista sirve para comprobar si tu perfil corresponde al puesto mediante un juego de preguntas y respuestas, el entrevistador a veces utiliza métodos inusitados para averiguar otras cosas. Tras las habituales preguntas sobre tu formación, tus defectos y cualidades, tu historial y tus expectativas sobre el puesto, de repente puede surgir una pregunta que te deje sin habla y que te desestabilice. Pues bien, de eso se trata: de evaluar tu reacción frente a una situación imprevista.

Hablemos del «¿Qué puede decirme de usted?»
Esta pregunta suele hacerse al principio y puede llevar trampa, así que sé prudente con lo que digas. Los primeros segundos son a veces determinantes para que tu interlocutor se haga una opinión de tu verdadera motivación por el puesto. Debes ser convincente y preciso –si te alargas esto puede aburrir a tu entrevistador– y demuestra que tú eres la persona que mejor responde a las expectativas del empleador como lo demuestran tus valores, tu experiencia, tu motivación y tus capacidades de organización y de adaptación.

Muestra lo mejor de ti
Prepárate con cuidado los puntos «débiles» de tu currículum: mucho tiempo en el mismo puesto, ausencia de promoción, despido, cambio frecuente de empleo… El hecho de contestar a tales preguntas demostrará tu dominio de la situación y que no te dejas impresionar así como así. Elabora una respuesta que presente el lado positivo de las cosas, poniendo de realce tus experiencias, por ejemplo de este modo: «Es cierto que permanecí en el mismo puesto durante cinco años, pero mis responsabilidades fueron ampliándose de manera constante». Ni se te ocurra hablar mal de alguien, mentir, acusar a otros de tus decepciones o quejarte.

Cinco preguntas con trampa, entre otras…
Entrénate a contestar a esta lista –no exhaustiva– de preguntas «con trampa» para no quedarte sin voz llegado el caso. Hazte esquemas de respuestas para estar preparado ante cualquier eventualidad.

• ¿Cómo trabaja bajo presión?
Sé profesional: explica que el estrés no supone ningún problema y que éste forma parte de cualquier trabajo, e ilustra tus propósitos con vivencias personales. Explica cuáles son tus trucos para relajarte y evacuar tensiones. Añade incluso que la presión es un medio muy útil para potenciar la eficacia.


¿Dónde se ve usted en un plazo de cinco años?
Demuestra que tienes un proyecto profesional contundente, que deseas progresar y que puedes proyectarte en un futuro a medio plazo. La ambición, si es razonable, siempre se valora. Demuestra asimismo que conoces la realidad del mundo laboral (rotación, formación a lo largo de tu vida profesional) y que eres capaz de adaptarte a un entorno cambiante.


¿Prefiere trabajar solo o en equipo?
Todo depende del puesto que te propongan, claro está, pero de manera general la soledad no es plato de gusto para ningún empleador, ya que actualmente el trabajo colaborativo es nuestro pan de cada día. Tu entrevistador quiere saber cuáles son tus capacidades de adaptación como líder o como miembro de un equipo.
Coméntale tus buenas experiencias en este campo, incluso fuera del contexto laboral (actividades deportivas, culturales, asociativas, etc.).


¿Cómo organiza su tiempo?
Enumera ejemplos concretos, demuestra que eres una persona organizada y que no te dejas apabullar por el trabajo, y añade cómo te organizas para poder llevar a cabo todas tus tareas en el plazo previsto. Y por qué no ilustrar tus ejemplos contando una jornada habitual…


¿Qué conclusiones saca usted de nuestra entrevista?
No hagas comentarios demasiado halagadores… Modera tu vocabulario. Contesta simplemente que la entrevista te ha parecido interesante y explica por qué lo piensas. Insiste sobre la profesionalidad y la calidad del diálogo, y concluye diciendo que la entrevista ha servido para motivarte si cabe en tu voluntad de formar parte de la empresa.

Especial para mujeres
La pregunta, formulada de manera más o menos sutil o camuflada, sobre las previsiones de cara a una posible maternidad es frecuente cuando se trata de mujeres jóvenes. Explica que esto no entra dentro de tus proyectos a corto plazo ya que es lo que el empleador quiere escuchar. Una vez que tengas el puesto, las cosas pueden cambiar ya que habrás demostrado tus capacidades organizativas. Si ya tienes hijos, y si se reitera la pregunta sobre la gran disponibilidad que requiere el puesto para el que postulas, puedes contestar que eres une persona bien organizada y que hasta el momento siempre has conseguido conciliar tu vida laboral con la familiar.

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